¿Cómo es ser HUMANO? ¿Cómo contar la vida cuando en esencia es el más grande ejemplo de impermanencia? Esa es la gran curiosidad que respiro en todo mi trabajo como creadora.

En el nacimiento de un bebé se encuentra condensada esa impermanencia, todos los momentos de la vida… oscuros y brillantes, entremezclados, en una confusión sensorial que va desde lo más procaz a lo más sublime sin que medie elaboración intelectual. Es eso lo que quiero que transmitan mis imágenes: emociones en crudo, que vayan directo a nuestras percepciones más primales y que sean capaces de conmover en una primera mirada.

Mi búsqueda quiere celebrar esa paradoja, la belleza que también reside en el camino, en el lado oscuro de las cosas que van desde la sutileza del toque tibio con apenas la yema de los dedos hasta la fuerza de un grito ahogado. En la íntima conexión que logro establecer con mis personajes y que quiere honrar los poderes velados de lo femenino.

Me interesa la gente y soy muy consciente de que al hacer una fotografía, más que capturar un momento, estoy construyendo una historia porque de alguna manera también hay una parte de mi alma en cada imagen… y para quien las ve, es posible percibir ese estado de gracia.